A mediados del Siglo XIV, entre 1346 y 1347, tuvo lugar el origen de la Peste Negra, la mayor pandemia de peste de la historia de Europa. Desde el momento de origen, la Peste Negra se convirtió en un inseparable de la población europea hasta su último brote a principios del siglo XVIII.
No obstante, tras su origen, ningún brote se volvió a manifestar con la misma virulencia. Esta pandemia devastó la Europa medieval, matando, al menos, a un tercio de la población entre los años 1347 y 1352.
El origen de la Peste Negra se ubica en Asia Central y entró en Europa a través de embarcaciones comerciales genovesas que llegaron a Italia desde el Mar Negro. Dicha enfermedad fue causa por la bacteria del tipo bacillus, la cual se transportaba por las pulgas de los roedores que se encontraban en dichas embarcaciones.
¿Qué verdades rodean el origen de la Peste Negra?
En relación con su nombre, el origen de la Peste Negra viene dado porque podía ennegrecer la piel y las llagas, acompañado de otros síntomas como la fiebre y dolores articulares.
Peste Negra: peste bubónica, neumónica y septicémica
Durante la pandemia de Peste Negra es posible que estuvieran presentes tres tipos de peste: la peste bubónica, la peste neumónica y la peste septicémica.
La bubónica fue la más común durante el origen de la Peste Negra en el brote del siglo XIV, la cual causó una grave inflamación en las axilas e ingles que obtenían un color negro enfermizo.
Las llagas negras de este tipo de peste podían llegar a cubrir todo el cuerpo, debido a hemorragias internas conocidas como “bubones”. Otros síntomas eran la fiebre alta y los dolores articulares. Si no se trataba, la peste bubónica tenía una mortalidad del 30% al 75% de las infecciones en un plazo de 72 horas.
Por otro lado, los otros dos tipos de peste, la neumónica y la septicémica, eran, prácticamente, mortales en ambos casos.
Propagación de la Peste Negra
Desde su origen, la Peste Negra fue devastadora. Probablemente, entró en Europa por medio de embarcaciones de grano genovesas infestados de ratas que navegaban desde el Mar Negro.
Otro origen de la Peste Negra fue el de los comerciantes mongoles que trajeron consigo la enfermedad desde su lugar de origen en Asia central.
De este modo, a finales de 1349, había sido transportada como la pólvora a lo largo de las rutas comerciales hacia Europa Occidental.
Consecuencias sociales
El elevado número de muertes por la Peste Negra tuvo grandes consecuencias e incluso, en muchas zonas, la estructura social se debilitó. Muchas zonas urbanas afectadas por la pandemia fueron despobladas y sus habitantes se desplazaron en busca de seguridad a zonas rurales.
En ese momento, la autoridad tradicional, tanto eclesiástica como gubernamental, se cuestionó. Incluso tras superar la crisis, fue necesario hacer frente a problemas prácticos como la insuficiencia de trabajadores, la caída de la demanda de productos manufacturados… En otras palabras, se generó un malestar social y, a menudo, surgían rebeliones.
¿Qué mitos rodean el origen de la Peste Negra?
Los mitos que rodean el origen de la Peste Negra siempre han estado muy extendidos, en este artículo vamos a centrarnos en tres mitos fundamentales que se han dilatado a lo largo de la historia sobre la propagación y el origen de la Peste Negra.
Transmisión por medio de esputos y toses
La Peste Negra fue, principalmente, peste bubónica, la cual se caracteriza por la inflamación de los ganglios linfáticos y por una propagación más lenta que las pestes neumónica y septicémica, las cuales jugaron un papel menor en la pandemia.
Por ello, la creencia de que los familiares y vecinos que atendían enfermos contraían la peste por las toses y esputos es un mito, ya que el contagio era causa de las pulgas que se encontraban en el ropaje del fallecido.
Dichas pulgas abandonaban en menos de una hora los ropajes o incluso antes de la muerte, por lo que, buscaban un nuevo hospedaje en las personas que se encontraban más cercanas al fallecido.
Donde había ratas, había peste
Para la propagación de la Peste Negra entre los humanos debía mediar un vector, que en la mayoría de los casos era una pulga, concretamente, la xenopsylla cheopis que se alimentaba de la sangre de las ratas.
Por esta razón, a medida que sucumbían las diversas poblaciones de ratas, se iba propagando más entres los humanos. Es, por esta razón, que en las zonas donde las poblaciones de ratas eran más pequeñas, los humanos eran más sensibles a la peste.
En otras palabras, la peste no se transmitía más rápido en las zonas densamente pobladas por ratas, sino en las zonas donde la cantidad de ratas era menor y dichas pulgas se veían obligadas a pasar de ratas a humanos, desencadenándose la pandemia.
La Peste Negra afectó por igual a pobres y ricos
Es innegable que la Peste Negra fue una pandemia que causó una gran mortandad, pero uno de los escalones sociales que más mortandad sufrió con el origen de la Peste Negra fue el de los pobres.
En primer lugar, por las condiciones de higiene, en segundo lugar, por la malnutrición endémica que sufrían las clases más bajas y en tercer lugar, por la incapacidad para superar los efectos secundarios que provocó la Peste Negra.
En conclusión, la Peste Negra dejó una marca indeleble en la historia medieval. A lo largo de los siglos, ha sido representada en diversas formas en el cine, pero tres películas se destacan por su impacto y reconocimiento. «El séptimo sello«, dirigida por Ingmar Bergman, nos sumerge en la lucha existencial de un caballero durante la devastadora plaga. «El nombre de la rosa«, basada en la novela de Umberto Eco, nos transporta a una abadía donde los misteriosos asesinatos se entrelazan con el horror de la Peste Negra. Y «Black Death» nos sumerge en la oscuridad y la superstición de la Europa medieval, siguiendo a un grupo de valientes en busca de la esperanza en medio del caos. Estas tres películas emblemáticas nos permiten reflexionar sobre las consecuencias históricas y emocionales de una de las pandemias más devastadoras de la historia.